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UNA MIRADA AL PROBLEMA MÁS AGOBIANTE

El problema más discutido y más agobiante en la actualidad es el coronavirus. Da la sensación de que todo el mundo tiene fiebre por su causa. La palabra corona proviene del latín, por un préstamo del griego, y significa ‘láurea o corona triunfal’. Son numerosos los comentarios, las discusiones, las entrevistas con expertos y políticos que giran en torno a este tema. Es cierto que el tema tiene mucho de científico y la solución también debe de contar con la ciencia. Pero, me llama mucho la atención que las discusiones dejan “fuera de juego” a Dios y su Palabra. Esto me hace pensar en la declaración del Señor: “He aquí que yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20).

¿No son los eventos actuales un “golpeteo” del Señor a la puerta del mundo o incluso a la de nuestros corazones? Me dirás que eso son solo creencias y que en este momento el problema más agobiante no se trata con sermones. Pero te diré algo, la Biblia tiene mucho que decirnos, pues ésta afecta todos los aspectos de nuestras vidas y nos conduce siempre hacia la verdad. Por lo tanto, basado en las Sagradas Escrituras, elegiré un pensamiento que arroje luz sobre la presente situación del coronavirus.

tomado de gacetamedica.com

La fragilidad del ser humano

Hablemos acerca de la impotencia de los seres humanos. El hombre, que creía tener el control de todas las cosas, está siendo ahora dominado y sacudido por un vaivén de acontecimientos. ¿No estás de acuerdo tú conmigo en esto?

Los países cierran sus fronteras, los supermercados están desiertos, y los geles desinfectantes se agotan. La población mundial reacciona con pánico ante el coronavirus. Al mismo tiempo, se hace evidente la falta de escrúpulos. El hombre contra el hombre mismo. En algunos lugares, los desinfectantes, las mascarillas se venden a precios desmedidos. Muchas personas pretenden sacar ventaja de la necesidad ajena. Hasta se oyen noticias de corrupción con las vacunas y comentarios sobre posible conspiración mundial. Hace poco leí una frase que me pareció muy acertada: “Cuando la codicia humana pueda ser vencida, todos los demás problemas podrán ser vencidos”.

Con cuánta rapidez se hunde el suelo debajo de nuestros pies y perdemos el equilibrio. De repente nos enteramos de que unas pequeñísimas partículas (virus) sacuden al mundo entero. Comenzamos a reconocer de manera súbita nuestras limitaciones y vemos cómo, en toda circunstancia, nuestro ser pende de un hilo, incluso si no existiera el coronavirus. El ser humano es una especie frágil

El hombre es inestable porque no está cimentado en Dios

Jesús lo resume en una de sus parábolas, donde compara la vida sin un fundamento firme con una casa construida sobre la arena, Así entonces: cuando la lluvia, los ríos y los vientos la golpean, sus débiles cimientos hacen que se derrumbe (Mateo 7:24-25).

Esto no significa que por estar cimentados en Dios seamos imprudentes o irresponsables. No significa que con solo estar pidiéndole a Dios que no me contagie, así va a suceder. Afirmo que, podemos estar tranquilos frente a la tormenta, pues tenemos nuestro fundamento en el Todopoderoso. Hoy necesitamos fortaleza ante el problema más agobiante. Jesús compara esto último con una casa construida sobre las rocas que no puede ser derribada por la lluvia, los ríos o las tormentas (Mateo 7:26-27).

Caos, desesperanza, temor: el problema más agobiante

Los últimos 10 meses del año 2020 y el principio del 2021 han sido de zozobra para la humanidad. Los gobiernos inclusive no se ponen de acuerdo en la mejor manera de abordar el problema más agobiante de los últimos tiempos. La economía se está desplomando. Se siente el temor en los comentarios de nuestros amigos y familiares. El Dios Todopoderoso ha sido desplazado cada vez más de nuestra conciencia, siendo eliminado de nuestros corazones, familias, escuelas y vida pública. La gente se burla de él y dice no necesitarlo. Ahora carecemos de templanza y sabiduría para afrontar los problemas. El hombre es ahora más débil espiritualmente.

Hemos socavado nuestros propios cimientos y construido sobre arena. Sin el Creador, sin el Todopoderoso, sin aquel que tiene el mundo en sus manos, carecemos de un apoyo firme para nuestra alma. Es por eso que la Biblia dice: “Buscad al Señor y su fortaleza; buscad su rostro continuamente”. (Sal. 105:4).

Llevo muchos años como consultor organizacional en empresas e instituciones. Dirigí un programa radial en San José de Costa Rica, en donde me enfocaba en el crecimiento personal y su efecto en el crecimiento empresarial. He descubierto que las personas y las empresas, sino tienen unos principios morales y espirituales fuertes, bien arraigados, terminan fracasando. Cualquier problema genera caos en sus mentes y almas. Hoy, está presente en nuestras vidas un macroproblema y no podemos escaparnos porque está afectando a toda la humanidad. Yo les recomiendo el camino espiritual de las Sagradas Escrituras como cimiento para afrontar el problema más agobiante del presente.

 

César A. Solarte S.

Abogado, comunicador social

Consultor Organizacional

Director del blog:

http://avivircr.blogspot.com/

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